06 Jun
06Jun

Era el año 1346, cuando una pandemia nunca antes vista apareció en Europa, causando tanto temor que después de tantos años, sigue siendo un tema del que hablar.

En las orillas del mar negro, en la actual Feodosia, se dice que llego embarcada esta gran tragedia, que se esparció por toda Europa y Asia y afecto a aproximadamente el 60% de la población. Esta gran pandemia causo tanto revuelo, pues no solo afectaba a la población mendiga, sino hasta las familias más nobles sufrían perdida gracias a esta nueva y desconocida enfermedad.

Ante esta preocupante situación, toda la población empezó a preguntarse de dónde provenía esta enfermedad, algunos decían que fue gracias a los cambios astrológicos u otros que eran gracias a los sismos y gases tóxicos presentes en el aire. Pero realmente, ¿Cuál era la causa de esta horrosa enfermedad? No fue hasta que dos curiosos bacteriólogos de nombre Kitasato y Yersin, que descubrieron que todo esto era causado gracias a una pequeña bacteria a la cual denominaron Yersinia Pestis.

Este bacilo gram negativo, infectaba a las ratas y era transmitido a los humanos a través de pulgas que al picarlos generaban la infección. Esta zoonosis llego a generar gran contagio, pues las ratas y los humanos convivían en los mismos lugares, como molinos, casas, barcos, entre otros.

Esta peste tenía un periodo de incubación entre 16 a 23 días, posterior a esto se presentaban los primeros síntomas, como inflamación de algunos nódulos en inglés, axila o cuello (al cual se le denominaba bubón, viniendo de ahí el termino de peste bubónica) asociadas a supuración y fiebres muy altas, logrando que hasta se presentaran cuadros de deliro. Tras después de una semana se presentaba la peste septicemia, la cual al pasar a la sangre se manifestaba en forma de manchas oscura visibles en la piel, para después producir la muerte.

Principal vector chenopsylla cheopis 


No fue hasta que cobro más de 25 millones de personas que se empezaron a implementar medidas higiénicas, las cuales ayudaron a reducir considerablemente el número de infectados y por consiguiente el número de muertos. Aunque en el futuro se presentaron más epidemias de peste, ninguna fue tan mortal y preocupante como la de 1346 y hoy en día los casos son reducidos o hasta nulos.

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